martes, 9 de septiembre de 2008

Puto destino


Puto destino

Por Leo Quiñones

Hay mañanas en que uno sin darse cuenta toma decisiones que realmente no sabe en que desembocarán.

Esta semana, como de costumbre un puñado de personajes caminaron bajo el rayo del sol hasta ese infame punto de encuentro llamado en jerga cotidiana “La parada”, la antesala al purgatorio, el cadalso previo que los conducirá a ese habitual infierno llamado trabajo, pero no, de este oscuro lugar hablaremos en otra ocasión.

El punto en cuestión es que esta manada de ilusos, víctimas del destino y la geografía de la ciudad, abordaron cada cual su correspondiente unidad de transporte público (bondi, colectivo, coletivo o como quieran llamar a esa mierda que nos vemos obligados a usar para transportarnos de un lugar a otro) algunos apostaron a la Línea 27, tal vez por conveniencia, tal vez porque ese día decidieron rascarse un rato más las pelotas en la cama antes de ir a trabajar y se levantaron tarde, así que subieron al primero que vino y los acerque medianamente.

El otro grupo, por iguales motivos o por otros aun mucho más particulares optó por disfrutar de un lindo paseito en compañía de otras 86 sudorosas almas en un higiénico móvil de la Línea 9.

Como el destino no es una ciencia exacta que siempre ofrece los mismo resultados para nadie, todos subieron a sus correspondientes transportes sin saber realmente los reveces que les tenia preparado ese día la vida, ya que el chofer del la “unidad” de la Línea 9 debió desviarse de su trayecto normal, porque ese día, los sin techo decidieron marchar impidiéndole realizar su recorrido normal, esta variación del itinerario, realizado por fuerza mayor, fue una de las piezas del rompecabezas que desembocó en la dantesca imagen vivida por todas las personas que se encontraban (una vez más por obra del destino) en la calle Azara, en el momento justo, a la hora exacta cuando sin querer queriendo el 27 sin previo aviso arremetió contra la parte trasera del línea 9, como si se tratara de dos mamut en celo, que torpemente tratara de montarse a la fuerza sobre su igual, como decirlo, un verdadero choque de titanes.

Lo único que podemos concluir es lo siguiente…. Todos nos levantamos con el humor que nos toca ese día, nos vamos a trabajar sin saber que puta nos pasará en el camino, el tiempo es dueño de su voluntad y muchas veces de la nuestra, los colectivos son públicos y por ende no tenemos ni puta idea de con quien nos vamos a cruzar y mucho menos que carajo nos puede hacer (desde un peajero hasta una rubia que nos parta el corazón), por ende, lo único que nos espera todo el tiempo y en todo lugar es nuestro destino.

-Relato inspirado en el accidente ocurrido el pasado 24 de Julio a las 16:30 en pleno centro asunceno.-